LO MEJOR DE LA ANIMACIÓN (14) - EL CUENTO DE LA PRINCESA KAGUYA

¡Buenas tardes amantes de lo asiático!

Hoy, a tres días de finalizar este año 2018 y antes de publicar mi entrada sobre las mejores películas del año, vamos a hablar de la que fue la última película de uno de los grandes maestros de la animación japonesa y mundial, Isao Takahata. Este director, fallecido tristemente en Abril de este mismo año, nos entregó la que seguramente es una de las historias más bellas, abrumadoras y tristes de la animación moderna: El cuento de la princesa Kaguya. Ganadora del Oscar a Mejor película de animación en 2013, todos sus premios, críticas positivas y otros galardones son bien merecidos.

Con una animación original, fresca y sorprendente, Kaguya es un personaje que pasará a la historia por ser uno de los más complejos, interesantes y profundos que hemos podido ver en una historia tan simple como conmovedora. Relatando su vida hasta la madurez, la historia nos cuenta como el amor y la infancia se pueden dar de muchas formas, pasando por diversas fases, pero siempre dejando huella en todos nosotros. La potencia de esta película no solo radica en aquello que nuestros ojos ven o nuestros oídos perciben, sino en los detalles y las moralejas que podemos extraer de uno de los cuentos más bien narrados de la historia de Japón. Un viaje espectacular que bien merece un rincón en nuestras vidas.


EL CUENTO DE LA PRINCESA KAGUYA






Basada en un cuento popular japonés anónimo del siglo IX, "El cortador de bambú". La historia comienza cuando una pareja de ancianos campesinos encuentra a una niña diminuta dentro de una planta de bambú, y deciden adoptarla como si fuera su hija. Pasan los años, y rápidamente se convierte en una hermosa mujer pretendida por muchos hombres poderosos. Una historia repleta de momentos bellamente trazados bajo la supervisión de un director que será recordado durante décadas por su gran sensibilidad a la hora de contarnos historias. El cuento de la princesa Kaguya es ya un clásico de la animación que se merece todos nuestros respetos y un aplauso unánime.

El cuento de la princesa Kaguya es un homenaje atemporal a toda aquella animación que ha completado y formado parte de nuestra infancia, una película llena de matices, con un apartado visual impactante y un apartado sonoro excepcional. Gracias al genio Joe Hisaishi y sus melodías, podremos volar junto a nuestra princesa a través de las escenas, con gran amor por este séptimo arte y tan bello género. Sin duda, la estética clásica de la que se ha dotado a esta producción es, sin duda, un acierto que muy pocos se arriesgarían a crear en los tiempos que corren. Queriendo crear algo único, diferente, Isao Takahata consiguió hace cinco años dejarnos boquiabiertos. 




Centrándonos en esta pequeña gran maravilla, la sensación que tenemos en un principio es de lentitud, de estar ante una película que se toma su tiempo (incluso a veces demasiado, pues recordemos que dura más de dos horas), pero eso cambia a partir de su primera media hora, momento en el cual comenzarán a sucederse una serie de acontecimientos que agilizan este cuento. El director sienta unas bases, unos personajes y unos hechos a su ritmo, sin prisa pero sin pausa, y a partir de ahí los entrelaza como fina seda hasta un final de auténtico esplendor. Los trazos denotan pulcritud, mimo y sobriedad, como las formas de las que hace gala nuestra princesa. Cada pincelada está hecha con intención, cada plano está bellamente estudiado y cada secuencia animada puede dejarnos enamorados. Con una paleta de colores sin igual, la película nos traslada a su fantasía con una facilidad inusitada.

Studio Ghibli ha creado muchas obras para el recuerdo, pues ahí están El viaje de Chihiro, La Princesa Mononoke o el queridísimo vecino de todos, Totoro, pero si algo diferencia a Kaguya de estas otras obras es su singularidad estética y técnica. Si bien es verdad que no quiero que esta entrada se centre solo en este aspecto, también lo es que ninguno de nosotros puede negar un gusto exquisito en su apartado visual. El trabajo que hay detrás de esta película es apabullante, y nos podemos imaginar con facilidad la ardua tarea que habrá supuesto sacar tal proyecto a la luz. Imaginaos que estáis en un museo viendo unos lienzos de la época medieval japonesa trazados a pulso por un artista que ama su trabajo y estaréis muy cerca de conocer lo que Kaguya significa. Cuando digo que este largometraje es arte, no es solo por pertenecer al divino campo del cine, sino por haber muchos otros artes implícitos que van más allá de nuestros sentidos.





Y no quiero dejar mi análisis ahí, pues tiene tantos momentos impactantes que es difícil hacer un resumen digno. Una escena que quisiera destacar es la huida a toda velocidad que la princesa lleva a cabo en una de las escenas, la cual dejo plasmada en la imagen superior de este párrafo. En dicha escena veremos una animación indescriptible que nos dejará hipnotizados con sus tonos rojizos, blancos y negros, y causando una sensación de velocidad con muy poco movimiento. Dicho así puede que no captéis la idea, pero cuando seáis testigos de lo que describo me entenderéis a la perfección. ¿Alguna vez habéis visto un cuadro tan bien dibujado que parece que tenga vida propia? Pues esa es la idea. Y destaco esta escena por tener algo diferente a cualquier cosa que se haya visto en la animación. No solo nos deja embobados, sino que percibimos que hay algo más grande que nos cuesta explicar.

Esa sensación de grandeza se mantiene hasta el final, y es que cuando tantos talentos trabajan juntos, es imposible que algo salga mal. Y con esto me dirijo al último punto del que hoy quiero hablar, la música y la sonoridad. Joe Hisaishi, por todos ya conocido al poner música en tanta y tantas producciones niponas, también está detrás de esta película, regalándonos momentos de incalculable epicidad y nostalgia. A ratos nos hará regresar a nuestra infancia, haciéndonos pensar que aún somos niños, y a ratos nos llevará en volandas a través del carisma de una princesa que se torna en nuestro ídolo. El carisma que desprende la película no sería lo mismo sin su toque, y es que una vez más, el maestro no falla. El cuento de la princesa Kaguya tiene muchos puntos positivos y negarlo sería herejía. Todo aquel que tenga un corazón latiendo bajo su piel sabrá valorar lo que es esta película, perdón, esta obra de arte.




Conclusión: El cuento de la princesa Kaguya es una película con un apartado visual único y una personalidad arrolladora. Su historia, basada en un cuento clásico japonés es totalmente bella y sorprendente y nos deja clara la riqueza ancestral y cultural del país nipón. Isao Takahata tocó con esta película la cumbre de su carrera y convirtió al Studio Ghibli en el centro de todas las miradas alrededor del mundo. Arrebatadoramente bello es su final, el cual nos deja sin aliento, como la pérdida de un genio como Takahata.


TRÁILER DE EL CUENTO DE LA PRINCESA KAGUYA:




FICHA TÉCNICA DE EL CUENTO DE LA PRINCESA KAGUYA:

Título original: Kaguya-hime no Monogatari (El cuento de la princesa Kaguya)
País: Japón
Año: 2013
Duración: 137 min.
Director: Isao Takahata
Género: Animación / Fantástico / Drama
Nota: 10/10


LO MEJOR DE EL CUENTO DE LA PRINCESA KAGUYA:

- Un apartado visual que quita la respiración.
- Un apartado sonoro sublime de manos de un maestro como Hisaishi.
- Un cuento narrado con soltura, profundidad y sensibilidad.
- Un uso de los colores, las líneas y los trazos impecable.
- Una animación como nunca antes se ha visto.
- Una de las obras cumbre de Studio Ghibli.
- Un final digno de mención. Nos hace vibrar con su preciosismo.
- El mejor homenaje y la mejor despedida del difunto maestro Takahata.
- Kaguya puede ser uno de los mejores personajes que hemos visto en la animación moderna.


Twitter: @myasianmadness


¡Hasta pronto y a ver mucho cine asiático!


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