PEPPERMINT CANDY
¡Buenas tardes amantes de lo asiático!
PEPPERMINT CANDY
Aquellos que no lo sepan, los Grand Bell Awards son los premios más importantes de Corea del Sur, los cuales podríamos comparar localmente con los Goya. Normalmente estos premios reflejan con bastante acierto y objetividad lo mejor del año en cuanto a cine se refiere, por lo que su guía a la hora de saber que ha destacado en el país coreano año tras año es indudable y muy útil. Peppermint Candy pues fue lo mejor de 1999 en Corea del Sur y no es para menos. Ganando el premio a Mejor película se nos dejaba claro que Lee Chang-Dong había tocado sensibilidades y temas realmente importantes que obligaron al país entero a hacer autocrítica.
El director ha dedicado su carrera única y exclusivamente a tocar temas angustiosos y vergonzosos de su país, haciendo críticas muy crudas y duras sobre diferentes aspectos del mismo. Corea del Sur ha sufrido muchas desdichas y todas ellas han servido para construir una sociedad insegura, cerrada y muy temerosa de todo aquello que no conoce. Debido a guerras (tanto externas con otros países, como internas con varios golpes de estado) y otros problemas sociales, Corea ha tenido que luchar siempre por sobrevivir como nación y Chang-Dong ha intentado hacer un repaso de ello en esta Peppermint Candy.
Con gran valentía, el cineasta nos entrega una historia que en sus primeros diez minutos ya puede ser controvertida y un ataque directo a la mandíbula del sistema social coreano. Los suicidios son un tema recurrente, incluso en la actualidad, en dicho país, y podemos estar ante la primera o segunda nación del mundo con una tasa más elevada de los mismos. Peppermint Candy pues comienza con un suicidio, dejando clara tal lacra e impactando con un inicio que nos deja totalmente desconcertados y tocados. Dicho suicidio da paso a una narrativa excelente y una historia que es difícil olvidar por cómo se expone. En una regresión que nos llevará de 1999 a 1979, veremos pasar diferentes etapas de la vida de nuestro protagonista de manera realista y cruda durante sus más de dos horas de duración. Esta es una película lenta, pero en la que no paran de suceder cosas, por lo que no corréis peligro de desconectar.
Lo que hizo grande este estreno fue sin duda la exposición de varios hechos históricos a través de un personaje que nos crea cierta repulsión en muchos momentos y empatía en otros. Extrañamente Yong-Ho es la versión más cercana a la de un antihéroe que no sabemos si deberíamos comprender o despreciar. Desde sus ojos vemos ciertas etapas como la de la dictadura de los años 80 que fue un total ataque a los derechos humanos y que crea, incluso hoy, gran repulsión. Con torturas a aquellos opuestos al régimen y la persecución de cualquier persona sospechosa de tener otra ideología política, Corea del Sur era un caos, y en la película se nos representa de una manera impecable. Chang-Dong no pretende crear un personaje noble, ni simpático, ni siquiera empático, simplemente quiere representar la verdad. En la vida hay de todo y es el sabor que nos deja la película.
No pretendo alargarme con los entresijos de la historia, pues descubrirla por vosotros mismos os enseñará fácilmente dos décadas de Corea del Sur que son clave para saber cómo han llegado a donde hoy se encuentran como país. Lo que quiero es dejar claro que si os gusta el cine coreano, no debéis dejar escapar la oportunidad de ver esta película, pues para mí es uno de los pilares fundamentales de la historia del cine coreano. Si aún no la habéis visto deberíais haceros un favor y ponérosla cuanto antes. No hay mejor manera de aprender sobre algo que te lo expliquen personas que vivieron dichos sucesos. Recordemos que Chang-Dong llegó incluso a ser parte del Gobierno de Corea del Sur como Ministro de Cultura, por lo que sabe perfectamente de lo que habla. Poeta, cineasta, político y sobretodo, crítico. ¿Quién mejor para darnos un tour de potente realidad?
Con el reciente estreno en cines de Burning del magistral Lee Chang-Dong, volvemos a los inicios de su carrera para repasar su segunda película, que causó grandes críticas: Peppermint Candy. En ella se nos contaba una historia realmente dramática sobre un hombre que pasa grandes dificultades durante toda su vida por culpa de un carácter cada vez más agrio. Su historia se nos cuenta a través de diversos años pero a la inversa, comenzando desde su suicidio hasta el origen de sus problemas.
Con una narración muy original, Lee Chang-Dong nos hace viajar a través de diversos años y épocas de la historia coreana de la mano de un hombre que ha vivido todo tipo de situaciones y dificultades. Desde la Corea sitiada por una abominable dictadura a la Corea en gran crisis económica, la película nos sirve para ver los entresijos de una sociedad que ha sufrido y padecido desdichas desde tiempos inmemoriales. Un drama que marcó un antes y un después en la filmografía coreana y que es digna de estudio.
Con una narración muy original, Lee Chang-Dong nos hace viajar a través de diversos años y épocas de la historia coreana de la mano de un hombre que ha vivido todo tipo de situaciones y dificultades. Desde la Corea sitiada por una abominable dictadura a la Corea en gran crisis económica, la película nos sirve para ver los entresijos de una sociedad que ha sufrido y padecido desdichas desde tiempos inmemoriales. Un drama que marcó un antes y un después en la filmografía coreana y que es digna de estudio.
PEPPERMINT CANDY
El suicidio de Yong-Ho sirve como acto de entrada a la retrospectiva de la historia de su vida, la cual entraña truncadas relaciones de amor, desventuras de un soldado o las vivencias de un cartero marcado por la guerra y la pérdida. Una historia que implica inevitablemente reflexión, pues los ojos de Yong-Ho nos adentran en la convulsa situación de Corea del Sur entre los años 1979 y 1999, sus secuelas y su reflejo en los habitantes. Película que recorrió varios festivales, obteniendo los premios a la Mejor película y Mejor dirección en los Grand Bell Awards.
Aquellos que no lo sepan, los Grand Bell Awards son los premios más importantes de Corea del Sur, los cuales podríamos comparar localmente con los Goya. Normalmente estos premios reflejan con bastante acierto y objetividad lo mejor del año en cuanto a cine se refiere, por lo que su guía a la hora de saber que ha destacado en el país coreano año tras año es indudable y muy útil. Peppermint Candy pues fue lo mejor de 1999 en Corea del Sur y no es para menos. Ganando el premio a Mejor película se nos dejaba claro que Lee Chang-Dong había tocado sensibilidades y temas realmente importantes que obligaron al país entero a hacer autocrítica.
El director ha dedicado su carrera única y exclusivamente a tocar temas angustiosos y vergonzosos de su país, haciendo críticas muy crudas y duras sobre diferentes aspectos del mismo. Corea del Sur ha sufrido muchas desdichas y todas ellas han servido para construir una sociedad insegura, cerrada y muy temerosa de todo aquello que no conoce. Debido a guerras (tanto externas con otros países, como internas con varios golpes de estado) y otros problemas sociales, Corea ha tenido que luchar siempre por sobrevivir como nación y Chang-Dong ha intentado hacer un repaso de ello en esta Peppermint Candy.
Con gran valentía, el cineasta nos entrega una historia que en sus primeros diez minutos ya puede ser controvertida y un ataque directo a la mandíbula del sistema social coreano. Los suicidios son un tema recurrente, incluso en la actualidad, en dicho país, y podemos estar ante la primera o segunda nación del mundo con una tasa más elevada de los mismos. Peppermint Candy pues comienza con un suicidio, dejando clara tal lacra e impactando con un inicio que nos deja totalmente desconcertados y tocados. Dicho suicidio da paso a una narrativa excelente y una historia que es difícil olvidar por cómo se expone. En una regresión que nos llevará de 1999 a 1979, veremos pasar diferentes etapas de la vida de nuestro protagonista de manera realista y cruda durante sus más de dos horas de duración. Esta es una película lenta, pero en la que no paran de suceder cosas, por lo que no corréis peligro de desconectar.
Lo que hizo grande este estreno fue sin duda la exposición de varios hechos históricos a través de un personaje que nos crea cierta repulsión en muchos momentos y empatía en otros. Extrañamente Yong-Ho es la versión más cercana a la de un antihéroe que no sabemos si deberíamos comprender o despreciar. Desde sus ojos vemos ciertas etapas como la de la dictadura de los años 80 que fue un total ataque a los derechos humanos y que crea, incluso hoy, gran repulsión. Con torturas a aquellos opuestos al régimen y la persecución de cualquier persona sospechosa de tener otra ideología política, Corea del Sur era un caos, y en la película se nos representa de una manera impecable. Chang-Dong no pretende crear un personaje noble, ni simpático, ni siquiera empático, simplemente quiere representar la verdad. En la vida hay de todo y es el sabor que nos deja la película.
No pretendo alargarme con los entresijos de la historia, pues descubrirla por vosotros mismos os enseñará fácilmente dos décadas de Corea del Sur que son clave para saber cómo han llegado a donde hoy se encuentran como país. Lo que quiero es dejar claro que si os gusta el cine coreano, no debéis dejar escapar la oportunidad de ver esta película, pues para mí es uno de los pilares fundamentales de la historia del cine coreano. Si aún no la habéis visto deberíais haceros un favor y ponérosla cuanto antes. No hay mejor manera de aprender sobre algo que te lo expliquen personas que vivieron dichos sucesos. Recordemos que Chang-Dong llegó incluso a ser parte del Gobierno de Corea del Sur como Ministro de Cultura, por lo que sabe perfectamente de lo que habla. Poeta, cineasta, político y sobretodo, crítico. ¿Quién mejor para darnos un tour de potente realidad?
Conclusión: Peppermint Candy es un drama épico que nos hace revivir momentos históricos de Corea del Sur a través de los ojos de un protagonista amargado, déspota y lleno de rabia interna. Con una narración en regresión, su originalidad a la hora de contarnos la vida de Yong-Ho está fuera de toda duda. Este fue el inicio de un director que se ha convertido en leyenda por méritos propios.
TRÁILER DE PEPPERMINT CANDY:
FICHA TÉCNICA DE PEPPERMINT CANDY:
Título original: Bakha Satang (Peppermint Candy)
País: Corea del Sur
Año: 1999
Duración: 130 min.
Director: Lee Chang-Dong
Reparto: Seol Kyeong-Gu, Moon So-Ri, Jung Suh, Kim Yeo-Jin
Género: Drama
Nota: 9/10
Twitter: @myasianmadness
¡Hasta pronto y a ver mucho cine asiático!
Comentarios
Publicar un comentario