EL CINE MÁS HORRENDO (5) - VAMPIRE CLAY

¡Buenas tardes amantes de lo asiático!

Seguimos con una de esas secciones que nos pueden hacer llorar o reír al mismo tiempo según el grado de patetismo que podamos encontrar en ella. Esta sección, la cual suele estar centrada en las peores películas asiáticas que podemos llegar a encontrar, recibe hoy una de esas obras que no sabemos si tomarnos en serio, en broma o simplemente eliminarla de nuestra memoria. Esta es una de esas ocasiones en las que preferiremos darle la vuelta a la tortilla e intentar pasarlo bien junto a un grupo de colegas para así re´rinos de sus insensateces.

Vampire Clay es el título de una película con un desarrollo apabullante por su absurdidad y por tener uno de los finales más esperpénticos que podemos encontrar en el cine reciente. Su argumento es nulo, sus interpretaciones también y su nivel presupuestario queda claro al minuto uno, estando este bajo mínimos. Con un panorama así solo nos queda apelar a que sea tan mala que nos duela la cara de reír, y eso puede llegar a pasar si sabemos darle el humor no pretendido que lleva implícito. ¿Era su intención hacerlo tan mal o de verdad se toma en serio a sí misma? Vosotros decidís.


VAMPIRE CLAY




En un tranquilo pueblo del Japón rural, un grupo de estudiantes practica sus habilidades artísticas en un pequeño y modesto estudio, esculpiendo en arcilla. Después de cierto tiempo moldeando, tras una de sus clases, una figura de barro cobra vida para atormentar a los habitantes de toda la localidad. Una base argumental que parece sacada de alguna de las peores mentes habidas y por haber y cuya enfermedad parece patente. Un sinsentido que con el paso de los minutos dejará de ser aburrido para convertirse en una de las comedias no pretendidas más divertidas si estamos con amigos. Aviso: no ver esta película a solas o podríais morir de una embolia cerebral.

Catalogada por algunos como la mejor película donde las esculturas de arcilla se comen a humanos (porqué es la única película de la historia que va sobre algo así), Vampire Clay reinventa el género para llevarlo a su lado más sombrío, como en su día hizo Ludo, una de las películas más horrendas de la historia. ¿Y qué quiero decir con reinventar el género? Pues hacerlo aún más casposo y cutre de lo que era en algunas producciones pasadas. Parecía imposible superar la cutrez y extravagancia de algunas películas que podemos encontrar en el pasado, pero sin duda esta podría ser nominada a cualquier festival trash que encontremos alrededor del mundo y llevarse algún premio, pues es digna de ello. Es tan mala, que parece hasta buena.




Una de las cosas más extrañas de la película es la falta de un protagonista o personaje principal que destaque sobre los demás, ya que durante toda la película no se destaca nadie por encima de los otros.  Enseguida que nos encontramos a alguien que parece llevar la voz cantante, se diluye rápidamente y no sabemos si es intencionado o no (como casi todo en esta película). Y por si eso fuera poco, el reparto está tan mal que no podemos decir nada sobre él. Las interpretaciones brillan por su ausencia y las personalidades son tan planas e irreales que no podemos más que reírnos de todos ellos. Podríamos decir que es un protagonismo grupal, pero creo que ni eso sería justo por la falta de ímpetu, esfuerzo y recursos.

Y es que los recursos de esta película se limitan a cuatro utensilios de escultura, una habitación que se hace pasar por taller y un poco de sangre falsa que parece sacada de cualquier juguetería. Además de ello, los modelados de la arcilla y algunas esculturas son tan malos y feos que podríamos perder la vista en el intento. Incluso las prótesis de algunos personajes al perder ciertas partes de la anatomía están tan mal hechas que el plástico brillará por su presencia. No podemos más que aplaudir es patetismo coral. Es de alabar que se puedan hacer las cosas tan mal y que encima de que no nos enfademos en el intento, nos podamos reír.




Podría pasarme horas hablando sobre cada uno de los puntos divertidos de esta producción que parece mentira que este en esta sección del blog dado que sus puntos negativos hacen tanta gracia, pero es que más allá de darle la vuelta, este producto es lo que es y no puede esconderlo de ninguna manera. Pero antes de ir poniendo fin a este análisis demencial (aunque mis palabras no pueden describir con exactitud y justicia todo lo que siento sobre ella), debo hablar sobre algunos momentos que pueden herir sensibilidades de lo grotescos que son.

El primero de ellos es la sesión de mutaciones que presenciaremos de cada uno de los personajes, y es que veremos salir y entrar monigotes de arcilla de casi todos los orificios de cada uno de los personajes, viendo como ellos mismos se transforman en una especie de masa viscosa próxima a la plastilina que da bastante asco. Y es que un modus operandi habitual de este tipo de películas (las de bajo presupuesto) es el usar un montón de prótesis y materiales que no entendemos, pues el presupuesto no da ni para un vaso de agua. Y el segundo, pero no menos importante, es la falta de sangre por parte de los personajes a la hora de afrontar situaciones peligrosas o como mínimo sospechosas, ya que en más de una ocasión se pasarán literalmente cinco minutos tirados por el suelo en vez de salir cagando leches del lugar. Está claro que el realismo no existe aquí.




Y dicho esto, voy a intentar nombrar algunos de los actores y actrices que podemos encontrar dentro de este infierno. La primera de ellas es Ena Fujita, la actriz que seguramente da sentido al porqué de lo malo de esta película, pues no es actriz, sino una gravure idol (niñas que hacen de modelos en bikini. Los japoneses están fatal, lo sé) reconvertida a cantante (si es que así de le puede llamar). Esta joven chica de 28 años, solo ha conseguido otro papel en una película llamada Evil Idol Song y parece ser utilizada como reclamo para cintas baratas como esta. Pero no solo ella da sentido a este desastre, sino también Yuyu Makihara o Momoka Sugimoto, ambas con cero experiencia en interpretación.

Lo único salvable y tampoco es así, es la aparición de Asuka Kurosawa, un actriz conocida por su participación en películas como Cold Fish, El mundo de Kanako o Himitsu, cosa que demuestra su valía como actriz, pero que se hace extraño al tenerla en el metraje. Pero ahora entenderéis porqué sale en una película de tan bajo presupuesto (¿por qué no os cuadra, verdad?), y es que su marido es el director Sôichi Umezawa, el hombre que dirige la película de hoy y el cual ha hecho cosas de muy dudosa calidad. Aunque eso sí, puede decir que ha participado en la episódica The ABCs of death 2, un logro más que meritorio viendo su cine individual y los pocos méritos que ha hecho. Su primera película, Thorn, ya dejó ver de qué pie cojeaba y sigue siendo una desconocida dentro del cine japonés. Así pues, esto es todo lo que mis palabras pueden deciros hoy.




Conclusión: Sí, este es el cine más horrendo que podemos encontrar, pero también es verdad que las risas están aseguradas y que como mínimo su corta duración no se hace demasiado pesada. Dos puntos positivos que pueden invitaros a ver este engendro venido de los más profundos pozos de perdición.


TRÁILER DE VAMPIRE CLAY:




FICHA TÉCNICA DE VAMPIRE CLAY:

Título original: Chi o sû nendo (Vampire Clay)
País: Japón
Año: 2017
Duración: 80 min.
Director: Sôichi Umezawa
Reparto: Ena Fujita, Asuka Kurosawa, Yuyu Makihara, Ryô Shinoda
Género: Terror / Vampiros
Nota: 2/10
Nota de diversión: 8'5/10


¡Hasta pronto y a ver mucho cine asiático!



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