BURNING, OTRA OBRA MAESTRA DEL CINE COREANO

¡Buenas tardes amantes de lo asiático!

Cuando los pelos de todo tu cuerpo se erizan, cuando tienes la piel de gallina, cuando notas algo en tu interior, una inquietud que no puedes describir frente a la gran pantalla de una sala de cine, sabes que estás ante algo muy grande, algo que sorprende y que puede marcar un antes y un después en la historia del cine. Burning es una de esas ocasiones en las que ocurre todo lo anterior mencionado, una película que consigue dejarte sin aliento, que te hace presa de momentos de alta tensión con tan solo metáforas, detalles e insinuaciones. 

Burning aporta un nuevo significado al género del thriller, llevándolo a otra dimensión completamente diferente. Sus planos, sus arrebatadoras imágenes, todo te hace pensar que algo oscuro está ocurriendo, pero el director nunca te da una respuesta clara, pues pretende que tú como público unas las piezas de un complejo rompecabezas que una vez resuelto nos puede dejar en shock. Este es uno de los largometrajes más inteligentes y macabramente bellos que existen, solo para paladares exquisitos y para un público muy predispuesto a vivir una experiencia inolvidable. Una historia de "amor" y suspense que es puro cine, puro arte.


BURNING






Cuando hace una entrega, Jongsu (Yoo Ah-In), un joven mensajero, se encuentra por casualidad con Haemi (Jeon Jong-Seo), una chica que vivía en su vecindario. La joven le pide que cuide a su gato durante un viaje a África. A su regreso, Haemi le presenta a Ben (Steven Yeun), un joven misterioso y con dinero que conoció allí. Un día, Ben revela a Jongsu un pasatiempo muy extraño... Adaptación de una historia de Haruki Murakami. Esta película de ritmo lento y muy pausado es un viaje que necesita de una comprensión especial, pues las cosas suceden en cuentagotas, dejándonos pequeños detalles en la primera hora de metraje que nos pueden pasar desapercibidos si no estamos atentos. Pero, si estamos ágiles y claros durante el visionado, llegaremos a la segunda parte de la película con un cúmulo de giros de guión y sorpresas que vendrán dados por una narración excelsa.

Burning es toda una delicia, un plato para paladares exquisitos, una historia que puede dejarnos totalmente noqueados sin previo aviso. Después de acabar de verla, salí del cine atando cabos, uniendo piezas y llegando a una conclusión que me dejó el vello de todo el cuerpo erizado. Lee Chang-Dong acababa de darme una lección de cine como cuando Park Chan-Wook me hizo vibrar con The handmaiden o Na Hong-Jin me demostró que una película de terror puede ser toda una experiencia inolvidable con The wailing. La película que hoy nos ocupa pasa a ser una de las mejores de la historia de Corea del Sur por méritos propios y seguramente una de las mejores de la historia asiática. Muchos pensaréis que exagero y puede que vuestro hype se encumbre hasta llegar a las nubes, pero comprenderéis lo que os digo una vez la veáis.




Pero dejando de lado mis sensaciones al ver la película, quiero dejar claro que este es un ejemplo de como con la ausencia de violencia puede explicarse una historia totalmente oscura y profundamente macabra. El espectador no es consciente en casi ningún momento de que se está metiendo en un pozo del que ya no hay retorno, del que la luz se hace cada vez más pequeña y del que pueden salir a flote grandes secretos que ni divisábamos. La narración como decía antes es uno de los puntos más destacables de esta producción, pues la dirección de Chang-Dong es tan inteligente como minuciosa. No hay huecos ni vacíos argumentales, no quedan preguntas sin resolver y no hay ni un solo momento en el que no estemos teniendo alguna sensación en nuestro cuerpo. El guión es todo un reto para el espectador, que es partícipe en los hechos casi literalmente al tener que incluirse en la trama para entenderla y al empatizar de manera escandalosamente natural con los personajes en pantalla.

Pero Burning no ha llegado al Olimpo del séptimo arte por casualidad, pues si el guión es excelente, éste está acompañado de una serie de factores que no podemos obviar. El primero elemento que podemos describir como sensacional y un compañero de viaje perfecto para esta historia es la fotografía, pues puede que esta película contenga una de las escenas más bellas que he visto nunca en mi larga vida como cinéfilo. Una escena que demuestra que con muy poco se puede crear algo precioso (sabréis a cual me refiero sin tener que decíroslo). Tanto antes como después de ese momento, la película nos entrega una magistral clase de como utilizar la cámara, los tonos cromáticos e incluso los encuadres, abrumándonos con su talento a cada minuto. Visualmente es una genialidad de la que debemos ser todos conscientes para aprender, tanto si nos dedicamos al cine como si no.





Y sigo describiendo este recital artístico con otro de los temas que me dejaron con escalofríos por su realismo, las interpretaciones. Los tres protagonistas están a un nivel divino, en el sentido más literal de la palabra. Cada uno de ellos se mete en su papel con una naturalidad y una facilidad pasmosas, dejándonos la sensación de que de verdad ellos son así y que no existe ninguna actuación. Steven Yeun (más conocido por su papel de Glenn en The walking dead) seguramente esté ante el mejor papel de su carrera, lleno de matices que engrandecen su personaje a cada minuto que pasa. Pero si él está excelente, sus dos compañeros no son menos, y tanto Yoo Ah-In (Veteran, The Throne) como Jeon Jong-Seo (que está ante el primer papel de su carrera con esta película) brilla con una luz especial, una chica tan bella como misteriosa que deja clara su calidad interpretativa como en su día hizo Kim Tae-Ri en The handmaiden o Chun Woo-Hee en Han Gong-Ju.

Y si estos elementos no os parecen suficiente excusa como para echarle un vistazo a tan magnífica obra maestra del cine, os puedo decir que el apartado sonoro funciona a las mil maravillas, pues acompaña al ritmo de la película de una manera inusitada. Igual que en The wailing había momentos en los que su sonido nos ponía los pelos de punta, aquí vuelve a suceder. Fijaos pues que esta película se puede considerar un híbrido entre The wailing (Goksung) y The Handmaiden (Ah-ga-ssi), tanto por lo macabro de una como por lo visual de la otra. Y no puedo acabar esta entrada sin demostrar mi total apoyo a cineastas como Lee Chang-Dong, que demuestran que ser director no es solo sentarse en una silla a mandar, sino en poner todo su espíritu en cada minuto de su obra. Se nota que este hombre ama el cine y que gracias a ello nos lo hace amar aún más a nosotros. Gracias por demostrar al mundo que sin cine la vida no tiene sentido.




Conclusión: Burning es una nueva obra maestra del cine coreano. Cuando parecía que el país había tocado techo en cuanto a cotas de calidad se refiere en el séptimo arte, Lee Chang-Dong nos sorprende y aturde con un thriller diferente, nada habitual en el cine moderno. Con una historia estremecedora y llena de detalles y metáforas, Burning es la mejor película asiática del 2018, una maravilla con permiso de The night comes for us. Una macabra y oscura visión del mundo. Cuánta belleza en algo tan sencillo...


TRÁILER DE BURNING:




FICHA TÉCNICA DE BURNING:

Título original: Buh-ning
País: Corea del Sur
Año: 2018
Duración: 148 min,
Director: Lee Chang-Dong
Reparto: Steven Yeun, Yoo Ah-In, Jeon Jong-Seo, Gang Dong-Won
Género: Drama / Thriller
Nota: 10/10


Twitter: @myasianmadness


¡Hasta pronto y a ver mucho cine asiático!


Comentarios

Entradas populares