ORDINARY PERSON

¡Buenas tardes amantes de lo asiático!

Como buen amante del thriller y de la cultura histórica asiática, hoy toca recomendar una buena película para aprovechar la tarde y disfrutar en la calma de nuestro sofá con un fantástico retrato de una época de lo más convulsa en la historia de Corea del Sur. La película de la que hoy os voy a hablar es la excelente Ordinary Person, basada en el final de los años 80 de Corea, un momento en el que el país sufrió una de las épocas más despóticas de una presidencia corrupta y llena de maldad bajo el seno de Chun Doo-Hwan, un militar y político que ocupó la Casa Azul del año 1980 al 1988.

Durante ese período, la sociedad vivió bajo el miedo de una dictadura que controlaba a todo aquel sin poder y que osase ir en contra del régimen. Intentando censurar las ideas contrarias y torturar a todo aquel que fuese non grato para el país, Corea del Sur tuvo que lidiar, una vez más, con un problema que no le venía de nuevo. Si algo han conseguido los coreanos con el paso del tiempo es ganarse a pulso una libertad y un país que hoy en día sigue resentido por su pasado, pero que parece estar mirando a un futuro mucho más esperanzador. Esta historia va sobre aquellos que consiguieron que hoy haya la libertad de expresión  que todos merecen y que podamos ver un país mejor donde vivir gracias a su lucha.


ORDINARY PERSON






Primavera, 1987. Sung-Jin es un detective entusiasta que sueña con vivir con su esposa e hijo en una casa de 2 pisos. Un día, él llega a atrapar a Tae-Sung, el primer presunto asesino en serie en Corea del Sur, y así involucrarse en una operación secreta dirigida por el jefe de la NSP Gyu-Nam. Mientras tanto, el periodista Jae-Jin siente algo sospechoso sobre el caso de Tae-Sung. Él recomienda que Sung-Jin sea apartado del caso, pero nuestro protagonista, que necesita dinero para la operación de su hijo, no tiene otra opción que involucrarse en la operación secreta. Así pues, se desatará uno de los casos más complicados de la vida de nuestro hombre de familia, el cual se verá obligado a luchar contra viento y marea y replantearse muchas cosas en las que nunca hubiera imaginado verse involucrado.

Antes de nada, hay que dejar muy claro que Ordinary Person no es un thriller de acción y que, por lo tanto, su ritmo se adecúa a su tono, siendo este muy templado y lleno de detalles argumentales que deben ser apreciados con objetividad. Aquí no hay persecuciones, ni disparos, solo gente común, de la calle, luchando por sus derechos y por aquello que creían justo y digno. Y es ahí donde comienza nuestra película, con un hombre ordinario, un trabajador sin más pretensión que llevar dinero y felicidad a su familia con su día a día en un trabajo que a veces puede ser mucho más duro de lo que uno puede pensar. Sung-Jin es el retrato perfecto de una sociedad que tuvo que enfrentarse a desdichas, como héroes, y que nunca abandonaron su dignidad en los momentos de más necesidad.




Sung-Jin nos presenta una introducción en la película muy común, muy del montón, sin saber realmente si lo que vemos es una comedia con tintes de thriller o simplemente una manera de ver las costumbres de una sociedad que en nuestro continente muchos no entienden. Una primera escena que nos mete de lleno en la comisaría donde Sung-Jin desarrollará su trabajo y donde ocurrirán algunos de los momentos más importantes de esta película, pues incluso la policía estaba reprimida y es donde se urdían los planes más macabros del poder en la sombra. Como digo, el ritmo es lento, pero es un ritmo necesario si queremos afrontar la segunda mitad del metraje con garantías y con la piel de gallina al ver los secretos que hay en la oscuridad del poder. Y es que, si algo tiene esta producción, es un mimo especial entre esa lucha de poderes. Un guión exquisito.

Los personajes nos representan como público, nos identifican con ellos de manera sencilla y directa. Nosotros vemos en ellos esa clase obrera que lucha cada día por sobrevivir y que a veces tiene que anteponer a su familia e interés personal por encima de todo lo demás. Una visión egoísta que Sung-Jin obtendrá cuando veamos que hacerse cargo de un caso corrupto es la única manera de conseguir la paz y tranquilidad de su familia. La historia nos cuenta como en esa época, 1987, Corea era un hervidero de torturas y manifestaciones por la libertad, siendo Sung-Jin el epicentro de todo ello. En cierto momento del largometraje, él debe elegir escalar en su puesto y cumplir órdenes moralmente más que dudosas o mantenerse firme y pagarlo con la vida de sus más allegados: familia, amigos e incluso él mismo.




Y la pregunta que se nos plantea entonces es la base de nuestra película: ¿qué haríais si alguien en el poder más absoluto os promete una vida llena de placeres, abundancia y ninguna preocupación a cambio de cumplir órdenes sin rechistar, por muy horroroso que sea el encargo? Ese es el dilema moral de nuestro protagonista y el que arrastrará los hechos hasta su final. Desde que veamos a Sung-Jin obrar de manera más que dudosa y comencemos a enemistarnos con su manera de llevar a cabo su trabajo, será cuando entremos en la auténtica salsa del argumento. ¿Podréis entender a Sung-Jin o creéis que actuaríais de otra forma? La verdad es que es un tema muy complejo como para tener una respuesta clara y firme.

Es verdad que hay que luchar contra las injusticias, pero cuando alguien te tiende una mano (aunque sea manchada de sangre) puedes caer debido a tu bajo momento personal, debido a tu debilidad profesional o a cualquier otro factor anímico. Y es ahí donde el director hace ahínco, ya que los obreros no tenían nada, y cuando veían algo de luz, lo fácil siempre era conformarse...hasta que la situación fue del todo insostenible. El pueblo siempre ha estado a merced de los más poderosos, pero no porqué no tenga poder sino porqué a veces pensamos que nunca nos llegará esa situación de pobreza o complicación en la vida y preferimos mirar a otro lado. Pero si algo hay seguro, es que cuando un pueblo lucha unido puede cambiar el curso de la historia. Y eso fue lo que pasó, Sung-Jin fue un peón en un tablero lleno de movimientos que podrían haber derivado en algo muy preocupante, pero que se supo jugar de manera inteligente para llevarnos hasta la actualidad.




Gracias a Ordinary Person podemos aprender como ser mejores como sociedad, como personas e incluso con todos los que nos rodean. Esta película nos entrega un mensaje de fuerza y lucha diaria que todos deberíamos seguir. Lejos de quedar en el olvido, la historia se nos graba a fuego en la memoria y nos hace mirar con optimismo hacia el futuro en un mundo que cada día parece oscurecerse más. Ordinary Person es el cine que necesitamos para evolucionar en algo mejor y dejar atrás tiempos que no queremos recordar. Un ejercicio ejemplar, a la par que magnífico que hoy no podía dejar de traeros a mi blog. A partir de hoy, conoceréis un fragmento más de la historia de un país que hasta hace poco más de una década era un desconocido y que ha sabido llevar su historia a nuestros hogares y al resto del mundo con genialidad.

Debo acabar recalcando el excelente trabajo de un reparto que está lúcido, fino y realmente asombroso. Cada interpretación brilla con gran detalle y nos expresa cada uno de los sentimientos con pulcritud y sinceridad. Su protagonista es el hombre perfecto, pues Son Hyun-Joo es un hombre que siempre ha merecido más protagonismo del que en realidad ha tenido. Recordemos sino que algunas películas como Chronicles of Evil, The phone o Hide and Seek, ya fueron éxito de crítica, pero que quedaron injustamente en el olvido. Además, eso sí, de unos secundarios de lujo como Jang Hyuk (seguramente en el mejor papel de su carrera) o Kim Sang-Ho, un simpático actor que siempre ha estado ahí por su calidad. Por último, su director, Kim Bong-Han (esta es su primera y única película) ya prepara nueva película junto a Kwak Do-Won, uno de los actores coreanos más de moda en la actualidad.




Conclusión: Ordinary Person es un thriller totalmente dramático e impecable que consigue explicarnos una época complicadísima de un país que ha luchado contra viento y marea por sus derechos. Con una actuación estelar de todo su reparto y una rigurosidad histórica muy bien implementada en sus detalles, esta puede ser la mejor película del año en Corea del Sur.


TRÁILER DE ORDINARY PERSON:




FICHA TÉCNICA DE ORDINARY PERSON:

Título original: Botongsaram (Ordinary Person)
País: Corea del Sur
Año: 2017
Duración: 121 min.
Director: Kim Bong-Han
Reparto: Son Hyun-Joo, Jang Hyuk, Kim Sang-Ho, Ra Mi-Ran
Género: Thriller
Nota: 9/10


Otras películas sobre la dictadura militar de los años 80: National Security y 1987: When the day comes.


Twitter: @myasianmadness


¡Hasta pronto y a ver mucho cine asiático!


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