LA MALDICIÓN DEL SUEÑO

¡Buenas tardes amantes de lo asiático!

Las maldiciones a veces son temas muy interesantes y nos pueden aportar conocimientos sobre temas que no esperábamos. La película de hoy trata sobre una maldición que no permite dormir a aquellos que estén afectados por ella. Shi mian (The sleep curse) es una curiosa película que nos adentra en el mundo del sueño y nos enseña hasta qué punto puede sufrir una persona que parezca tal dolencia. El insomnio puede ser una auténtica carga que lleve al suicidio.

Aunque siendo objetivos, en esta ocasión tenemos una película demasiado lenta y a ratos demasiado cargante. El ritmo se llega a hacer muy pesaroso y no acompaña, por lo que en varios momentos sentiremos ganas de abandonar el visionado de la película. Lo único que nos hará seguir adelante es poder saber como acabará la historia y hasta qué punto es real (o no) todo ello. ¿Cuánto somos capaces de aguantar sin dormir? ¿Podemos encontrar alguna forma de vivir sin dormir? 


SHI MIAN






Durante la ocupación de Hong Kong por Japón en 1941-1945, la colaboración de un joven traductor con el enemigo da como resultado que su vida sea maldecida por una "mujer de consuelo" asesinada, obligada a convertirse en esclava sexual. Cuarenta y cinco años más tarde, los pecados del hombre vuelven a perseguir a su hijo, un profesor especializado en trastornos del sueño, cuando el fantasma de la dama regresa para vengarse.

En realidad, estamos ante una película de espíritus más, pero enmascarada en una especie de investigación científica e intentando dotar de un sentido a todo ello desde otro punto de vista menos usual. En esta ocasión, nuestro protagonista es un hombre de ciencia atípico dedicado a la neurología que siempre ha estudiado los comportamientos del sueño y todo lo que va atado a él. De esta manera, el director nos pretende llevar al mismo punto de todas las películas por un camino diferente, solo que este es algo más aburrido.




No está mal que se nos quiera hacer caminar por otros derroteros distintos a los habituales y en momentos se agradece, pero hay demasiados momentos en los que el propio sueño del que se nos habla en la película nos afecta a nosotros y donde los picos de interés bajan escandalosamente, siendo así una montaña rusa de inestabilidad en su ritmo que hace que la película no pueda llegar a más nota de la que debería. Puede que el problema sea que se nos intenta explicar el pasado de nuestro protagonista con demasiado ahínco cuando en realidad se debería centrar mucho más en el presente, además de que llega un punto en el que ya vislumbraremos el final sin necesidad de pensar mucho.

Los flashbacks no están del todo acertados, y pese a que hay un par de escenas realmente duras y de una calidad más que aceptable, la mayoría es inservible. Con veinte minutos menos de película se podría haber llegado al mismo punto y con mayor solvencia. Los actores no están mal, pero tampoco están bien, y en esa anodina realidad hay otro de los puntos débiles. En ningún momento sentimos realmente un cariño suficiente por nadie, lo que hace que todo pierda intensidad.




¿Y qué puntos interesantes tiene la película? Seguramente lo mejor sea que podemos extrapolar muchas de las teorías y conocimientos del insomnio y del sueño a la realidad, pues hay muchas cosas que son verdad y que mucha gente realmente padece. El tema de querer dar un significado científico a una maldición y a su vez querer razonarlo todo dentro de una lógica física o mental hace que el guión no sea tan tópico como cabe esperar (aunque luego resbale).

También podemos destacar que cuando la película quiere ser dura y explícita, lo es, y no se corta. Yo siempre defiendo que si algo tiene que ser violento o realmente duro, debe serlo, pues en ello suele haber mucha realidad y hace que todo sea mucho más crudo y creíble, y durante una ocupación dictatorial es un punto obligatorio el tocar según que temas así. La ocupación japonesa nunca fue placentera para nadie ni para ninguno de los países que fueron ocupados, siendo siempre violentas y sin piedad.



La mezcla histórica que hay con el tema del terror espiritual queda bastante bien, pero como digo, faltaban pulir algunas cosas. Llegados a este punto os preguntaréis si las apariciones son dignas de mención y puedo responder que están bien, sin más. Normalmente a los asiáticos (sobretodo en países del sudeste asiático) les cuesta crear fantasmas que estén bien recreados o que no hagan notar su punto digital, pero al menos se salvan esta vez. Es verdad que siguen causando mal rollo, pero siempre puede haber una mejora. Por lo tanto, los efectos especiales también están en un punto intermedio de aburrimiento.

Nuestro protagonista es el actor Anthony Wong, uno de las más respetadas y famosas caras del país hongkonés y que lleva una larguísima carrera a sus espaldas. Siento predilección por su Ebola Syndrome, una pieza de serie B muy gore y asquerosa, pero está claro que eso no es para todos los públicos. Si queréis ver algo suyo os recomiendo comenzar con Vengeance o Exiled. La actriz co-protagonista es Jojo Goh, que debo decir que impresiona por su belleza y que anteriormente actuó en Da Er Long. El director es Hernan Yau, del que hablamos recientemente en la entrada de Shock Wave.




Si tenéis curiosidad sobre algunos de los conceptos del sueño y de cómo nos puede afectar podéis echar un pequeño vistazo a esta película.


TRÁILER DE SHI MIAN:




FICHA TÉCNICA DE SHI MIAN:

Título original: Shi Mian (The sleep curse)
País: Hong Kong
Año: 2017
Duración: 102 min.
Director: Hernan Yau
Reparto: Anthony Wong, Jojoh Goh, Michelle Wai
Género: Terror
Nota: 5/10


¡Hasta pronto y a ver mucho cine asiático!



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