MARLINA, THE MURDERER IN FOUR ACTS

¡Buenas tardes amantes de lo asiático!

Indonesia, país en auge en el séptimo arte y que tantas alegrías nos está dando últimamente (si no tenemos en cuenta algunas producciones de Netflix). Hoy vengo a hablaros de una de esas películas austeras, pequeñas y sencillas que pueden sorprender por contener un mensaje de ira y denuncia contenido en sus silenciosos planos. Marlina, The murderer in four acts es una película grandiosa dentro de su pequeñez, un ejemplo claro de como el cine no necesita de grandes recursos para contarnos algo contundente en todos sus sentidos.

Con una puesta en escena bella y tortuosa, la directora de tan solo 38 años Mouly Surya, nos hace abrir los ojos ante las grandes desgracias que viven hoy en día algunas mujeres en Indonesia, desamparadas ante la justicia cuando son foco de violaciones, humillaciones y otras vejaciones que no podemos permitir en pleno siglo XXI. Un relato desgarrador que nos hará vivir con impotencia cada uno de los suspiros y llantos de su protagonista, una actriz llamada Marsha Timothy que consigue emocionarnos con su interpretación. De lo mejor de 2017 en Indonesia.


MARLINA THE MURDERER IN FOUR ACTS






En las colinas desérticas de una isla indonesia, Marlina, una joven viuda, es atacada, violada y robada. Al defenderse mató a varios hombres de la banda, escapando así del lugar para poner fin a su desgracia. En busca de justicia, empezará un viaje de fortalecimiento y redención, pero el camino es largo, especialmente si el fantasma de una de sus víctimas empieza a acosarla. Película que formó parte de la Quincena de los realizadores en el Festival de Cannes de 2017. Esta película, que se convierte en el tercer trabajo de su directora es una clase magistral tras las cámaras, pues gracias al poder narrativo y la puesta en escena de su reparto podemos hacernos una idea aproximada de la situación que se nos quiere denunciar.

Si algo hace que Marlina sea una película especial es su potente discurso dentro de su precariedad, pues se nota a la legua que su presupuesto es bajo y no pretende hacer grandes alardes, sino contar una historia necesaria. Sin efectos, sin adornos, la película nos pone en situación en una pequeña cabaña, donde vive una joven mujer que un día ve truncada su vida al recibir la visita de un desalmado hombre y sus detestables amigos. En un país donde el índice de violaciones y nulo respeto hacia la mujer es algo habitual, ya os imaginaréis como continúa la cosa de ahí en adelante. Eso sí, aunque los duros hechos que se nos exponen en un principio son vomitivos (no por lo que se muestra sino por lo que suponen), la película contiene una creciente sensación de impotencia al ver la poca protección que la ley ofrece a una mujer que ha recibido un abuso de ese calibre. Pero, no os preocupéis, pues el final tiene cierto regusto a satisfacción dentro de todo el desespero que supone el viaje de Marlina.




Desgraciadamente en este país del sudeste asiático existe una lacra social importante en cuanto al tema del trato a la mujer. En Indonesia se dan muchos casos de violaciones y maltrato a lo largo de cada año y parece no haber una solución clara para ello, pues el auto-impuesto pensamiento de los hombres como ser superior sigue siendo habitual en pleno siglo XXI (no solo en ese país, claro está). A fecha de 2016 tenemos unos datos desgarradores sobre Indonesia en este apartado, pues se dio a conocer que el 37'9 por ciento de las mujeres del país han recibido alguna vez en su vida algún tipo de violencia sexual, que va del abuso verbal a la violación en algunos casos. Pero el problema no es solo este alto porcentaje, sino que solo uno de cada 100 casos que se dan son resueltos positivamente a favor de la mujer, habiendo una presión de las comunidades locales que impide que las mujeres puedan defenderse o darse voz. Un desamparo absoluto que es detestable y que tenemos que saber comprender como público.

Estos hechos reales son los que inspiraron a esta directora a crear una película que necesita de su expansión al gran público para concienciar no solo a los que la veamos, sino a todos aquellos que no entienden que una mujer no es menos que un hombre y que no es lícito en absoluto tratarlas como a un ser inferior. Tener que decir esto en pleno año 2019 es la mayor desgracia que podemos vivir, así que gracias a esta reseña sobre Marlina espero poder contribuir a esta denuncia, pues esta película es puro sentimiento, puro buen gusto. El cine puede acabar con el silencio de muchas comunidades cobardes que hay alrededor del mundo y dar voz a aquellos que no se atreven a dar un paso para tener una vida mejor (no solo en casos de abuso, sino en otros de pobreza o explotación). Como dije el otro día en mi reseña de On the Job, el cine también puede ser utilizado como herramienta de expresión y reflexión para concienciar a muchos. Mirar algunas películas con ese ojo crítico puede mejorar mucho su visionado, y esta es una de esas ocasiones.




Marlina pues, supone la figura principal de todo este debate, denuncia y reflexión que contiene este largometraje, y la mujer con la que viajaremos de la mano a través de parajes prácticamente desérticos con planos indiscutiblemente bellos. La fotografía de esta película es uno de los puntos más fuertes, sabiendo hallar la metáfora en muchas de sus puestas de sol, silencios impenetrables o palabras hirientes. Además, su corta duración hace que su mensaje cale más fácilmente, no andándose con rodeos y sin tener que darle vueltas a lo mismo una y otra vez como ocurre en otras películas. Y una cosa más que quiero añadir es el hecho de que muchos medios tacharon a Mouly Surya, su directora, de ser una feminista empedernida, utilizando dicha palabra para etiquetarla de alguna forma (despreciativa a mi parecer), tanto a ella como a esta película (tachada de western feminista), cosa que quiero comentar para ofrecer mi desaprobación total a tal etiqueta.

Lo que no podemos hacer es confundir el feminismo con la denuncia social, pues una cosa es defender a la mujer a capa y espada, siendo algo muy respetable e incluso necesario en casos como los de hoy y otra muy diferente, el intentar desacreditar a alguien tachándolo de simple feminista sin fondo. Tengo la sensación de que en algunos sectores de la prensa profesional no se tomó lo suficientemente en serio esta película al utilizar dichas palabras, y quisiera ofrecer mi desencanto al no saber afrontar un análisis sin entrar en calificativos o etiquetas fáciles. Esto es cine señores, y lo que no se puede permitir es que por la estrecha mente de algunos no entre un mensaje tan claro como el de Marlina. La sociedad indonesia tiene un problema, y a veces el cine es la voz necesaria para poder llevar al resto del mundo la verdad tanto de la ficción como de lo real.




Conclusión: Marlina The murderer in four acts es un relato triste sobre la impunidad de los delitos que algunos hombres llevan a cabo contra mujeres de todo el mundo. Este pseudo-western moderno con toques a lo Jarmusch y planos rurales realmente bellos es de lo más gratificante que pudimos ver en 2017 en Indonesia. Actuación de furia desgarradora de su protagonista Marsha Timothy.


TRÁILER DE MARLINA THE MURDERER IN FOURS ACTS:




FICHA TÉCNICA DE MARLINA THE MURDERER IN FOUR ACTS:

Título original: Marlina Si Pembunuh dalam Empat Babak (Marlina The murderer in 4 acts)
País: Indonesia
Año: 2017
Duración: 90 min.
Dirección: Mouly Surya
Reparto: Marsha Timothy, Yoga Pratama, Egy Fedly, Dea Panendra
Género: Drama / Thriller 
Nota: 8'5/10


Twitter: @myasianmadness


¡Hasta pronto y a ver mucho cine asiático!


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