LA CHICA DEL TAMBOR
¡Buenas tardes amantes de lo asiático!
LA CHICA DEL TAMBOR
El inicio de La chica del tambor (sus dos primeros episodios) es una introducción lenta de los personajes protagonistas y sus secundarios, que tienen mucho que explicarnos. La trama es densa, compleja, llegando a embotarnos la cabeza en algunos segmentos, pero que va hilándose de manera precisa como si de la maquinaria de un reloj suizo se tratara. Todo está orquestado de una forma exquisita para que el espectador más exigente sepa sacarle partido a esta serie, y eso es un halago a todo aquel que quiera ver esta obra. Park Chan-Wook sabe que su público es inteligente y que sabrá entender los secretos que va ocultando en su guión (para nada fácil si no se presta atención), sabiendo recompensar dicho esfuerzo con un final excelente y a la altura de las expectativas.
Otro de los elementos que engrandecen esta producción es el apartado sonoro, que nos traslada a la acción de esos años de una manera relajada y distendida, sabiendo cuando toca meter cada melodía dentro de un montaje que tiene cero errores. Hasta aquí todo parece de ensueño, algo perfecto y que puede convertirse en una de las mejores series del año pasado, pero nada es perfecto y puedo sacar a relucir algunos contras. Para mí, y lo digo de manera unilateral y totalmente subjetiva, el papel de Alexander Skarsgard me parece el único que flojea. Si bien es cierto que al principio gana enteros por su misteriosa personalidad y por intentar descubrir que se esconde tras su rostro y personalidad callada, todo ello se va desmoronando lentamente con el paso de los episodios, convirtiéndose en un personaje demasiado artificial y previsible. Y si algo no puede permitirse una serie de espías es que uno de sus personajes sea precisamente previsible.
Y voy más allá para sacar otra pega que se podría haber solucionado fácilmente: los dos primeros episodios. Si no somos un público preparado y sabedor de lo que vamos a ver en pantalla, es posible que desconectemos rápido de lo que nos están contando y comencemos a quejarnos, pues su ritmo se hace extremadamente pesaroso en los primeros minutos. Algo más de agilidad se hubiese agradecido, ya que hay la sensación de que Chan-Wook se ha querido recrear demasiado. La acción es nula (y no digo que la necesitemos ni que esté mal), pero aunque no esté presente se necesita algo que la sustituya. Demasiados diálogos que se podrían haber recortado para hacerla más amena. Eso sí, esto que puede ser algo negativo para unos, gustará sobremanera a otros. Todo depende de vuestro punto de vista, pero nadie puede negar que La chica del tambor es lenta, muy lenta.
Dicho esto, y sabiendo los pros y contras de esta miniserie, puedo deciros que es obligación verla tanto si os gusta este director como si os gusta cualquier historia relacionada con espías, conspiraciones o trozo de la historia moderna. Y, no me quiero despedir sin preguntaros algo que se me ha planteado durante el visionado de esta historia. ¿Sabe una actriz dónde acaba la ficción y comienza la realidad? ¿Sabríamos distinguir como hace Florence Pugh, lo que es real de lo que no? A veces vivimos en un mundo que parece sacado de una película, pero que es más real de lo que querríamos creer. La chica del tambor ya está en Movistar +, y aunque aquellos que la sigáis por dicha plataforma tendréis que esperar a que cada semana se publique un nuevo episodio a partir de ésta, vale la pena esperar y es la mejor manera de no atabalarse. Tomárosla con calma y venceréis.
Con un reparto espectacular, una dirección sublime y un apartado visual soberbio, Park Chan-Wook vuelve a demostrar porqué está considerado uno de los mejores directores del cine moderno y uno de los mayores visionarios del nuevo siglo. La chica del tambor (The little drummer girl) se une a la ya gruesa y contundente filmografía del coreano para deleitarnos con una historia de espías que va más allá de los elementos clásicos para otorgar frescura y originalidad a la novela de John Le Carré, que ya fue adaptada en el año 1984.
El aroma a Park Chan-Wook se huele por todos los costados en esta miniserie, y es que este hombre lo ha vuelto a conseguir, haciéndonos vibrar con una sutileza única en cada una de sus imágenes, aunque sinceramente esta no sea una obra para todos los públicos. Con una banda sonora próxima a su obra maestra The handmaiden y con una paleta de colores envidiable, La chica del tambor se torna en una historia que va creciendo lentamente. Es verdad, que los dos primeros episodios pueden parecer demasiado lentos, pero si somos capaces de dejarnos llevar, esto será una mera anécdota que nos deparará una segunda mitad de lo más espectacular. ¿Qué nos ocultan cada uno de sus personajes?
El aroma a Park Chan-Wook se huele por todos los costados en esta miniserie, y es que este hombre lo ha vuelto a conseguir, haciéndonos vibrar con una sutileza única en cada una de sus imágenes, aunque sinceramente esta no sea una obra para todos los públicos. Con una banda sonora próxima a su obra maestra The handmaiden y con una paleta de colores envidiable, La chica del tambor se torna en una historia que va creciendo lentamente. Es verdad, que los dos primeros episodios pueden parecer demasiado lentos, pero si somos capaces de dejarnos llevar, esto será una mera anécdota que nos deparará una segunda mitad de lo más espectacular. ¿Qué nos ocultan cada uno de sus personajes?
LA CHICA DEL TAMBOR
Miniserie basada en la famosa novela de espionaje de John Le Carré, y el debut televisivo del director Park Chan-wook (Oldboy, La doncella). Ambientada en los años 70, tras la masacre de Munich y durante la época más activa del terrorismo palestino. El Mossad, poniendo en práctica un plan tan maquiavélico como inteligente, capta los servicios involuntarios de Charlie (Florence Pugh), una actriz inglesa de poca monta y vida bohemia. Charlie, tras ser reclutada, es sometida a un duro entrenamiento psicológico para que consiga atrapar a Khalil, el objetivo prioritario del Mossad. Historia narrada en seis episodios de una hora cada uno, en los que veremos una puesta en escena mucho más interesante que la que nos ofreció George Roy Hill en 1984 con una Diane Keaton decepcionante.
Florence Pugh es sin duda, la protagonista absoluta de esta trama, pues todo gira entorno a ella, tanto personajes como hechos, en una interpretación dobles y podríamos decir que hasta triple al tener que interpretar a una actriz que tiene que abordar el papel de su vida. Un bucle sin fin de personalidades que podrían volver loco incluso al mejor actor o actriz de todo Hollywood. Entre detalles es donde nos movemos en esta miniserie, que está plagada de sutilezas que el guión nos va regalando a cuentagotas. Los detalles de lo oculto se tornan básicos para los giros de guión del final de cada capítulo y se convierten en el gancho perfecto para querer más al acabar cada episodio.
Florence Pugh es sin duda, la protagonista absoluta de esta trama, pues todo gira entorno a ella, tanto personajes como hechos, en una interpretación dobles y podríamos decir que hasta triple al tener que interpretar a una actriz que tiene que abordar el papel de su vida. Un bucle sin fin de personalidades que podrían volver loco incluso al mejor actor o actriz de todo Hollywood. Entre detalles es donde nos movemos en esta miniserie, que está plagada de sutilezas que el guión nos va regalando a cuentagotas. Los detalles de lo oculto se tornan básicos para los giros de guión del final de cada capítulo y se convierten en el gancho perfecto para querer más al acabar cada episodio.
El inicio de La chica del tambor (sus dos primeros episodios) es una introducción lenta de los personajes protagonistas y sus secundarios, que tienen mucho que explicarnos. La trama es densa, compleja, llegando a embotarnos la cabeza en algunos segmentos, pero que va hilándose de manera precisa como si de la maquinaria de un reloj suizo se tratara. Todo está orquestado de una forma exquisita para que el espectador más exigente sepa sacarle partido a esta serie, y eso es un halago a todo aquel que quiera ver esta obra. Park Chan-Wook sabe que su público es inteligente y que sabrá entender los secretos que va ocultando en su guión (para nada fácil si no se presta atención), sabiendo recompensar dicho esfuerzo con un final excelente y a la altura de las expectativas.
Otro de los elementos que engrandecen esta producción es el apartado sonoro, que nos traslada a la acción de esos años de una manera relajada y distendida, sabiendo cuando toca meter cada melodía dentro de un montaje que tiene cero errores. Hasta aquí todo parece de ensueño, algo perfecto y que puede convertirse en una de las mejores series del año pasado, pero nada es perfecto y puedo sacar a relucir algunos contras. Para mí, y lo digo de manera unilateral y totalmente subjetiva, el papel de Alexander Skarsgard me parece el único que flojea. Si bien es cierto que al principio gana enteros por su misteriosa personalidad y por intentar descubrir que se esconde tras su rostro y personalidad callada, todo ello se va desmoronando lentamente con el paso de los episodios, convirtiéndose en un personaje demasiado artificial y previsible. Y si algo no puede permitirse una serie de espías es que uno de sus personajes sea precisamente previsible.
Y voy más allá para sacar otra pega que se podría haber solucionado fácilmente: los dos primeros episodios. Si no somos un público preparado y sabedor de lo que vamos a ver en pantalla, es posible que desconectemos rápido de lo que nos están contando y comencemos a quejarnos, pues su ritmo se hace extremadamente pesaroso en los primeros minutos. Algo más de agilidad se hubiese agradecido, ya que hay la sensación de que Chan-Wook se ha querido recrear demasiado. La acción es nula (y no digo que la necesitemos ni que esté mal), pero aunque no esté presente se necesita algo que la sustituya. Demasiados diálogos que se podrían haber recortado para hacerla más amena. Eso sí, esto que puede ser algo negativo para unos, gustará sobremanera a otros. Todo depende de vuestro punto de vista, pero nadie puede negar que La chica del tambor es lenta, muy lenta.
Dicho esto, y sabiendo los pros y contras de esta miniserie, puedo deciros que es obligación verla tanto si os gusta este director como si os gusta cualquier historia relacionada con espías, conspiraciones o trozo de la historia moderna. Y, no me quiero despedir sin preguntaros algo que se me ha planteado durante el visionado de esta historia. ¿Sabe una actriz dónde acaba la ficción y comienza la realidad? ¿Sabríamos distinguir como hace Florence Pugh, lo que es real de lo que no? A veces vivimos en un mundo que parece sacado de una película, pero que es más real de lo que querríamos creer. La chica del tambor ya está en Movistar +, y aunque aquellos que la sigáis por dicha plataforma tendréis que esperar a que cada semana se publique un nuevo episodio a partir de ésta, vale la pena esperar y es la mejor manera de no atabalarse. Tomárosla con calma y venceréis.
Conclusión: La chica del tambor es una miniserie de creciente intriga con los elementos más destacados del cine de Park Chan-Wook. Visualmente espectacular, interpretada de forma soberbia y con una trama que sabe aguantar su misterio hasta el clímax más poderoso, esta no es una producción para todos los públicos. Un ejemplo de que no siempre necesitamos series largas para gozarlo como nunca ni acción a raudales para sentirnos frenéticos.
TRÁILER DE LA CHICA DEL TAMBOR:
FICHA TÉCNICA DE LA CHICA DEL TAMBOR:
Título original: The little drummer girl (La chica del tambor)
País: Reino Unido
Año: 2018
Duración: 6 capítulos / 60 min.
Director: Park Chan-Wook
Reparto: Florence Pugh, Alexander Skarsgard, Michael Shannon
Género: Thriller / Drama
Nota: 8'5/10
Twitter: @myasianmadness
¡Hasta pronto y a ver mucho cine asiático!
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